Idea-Planteamiento

Cubrir el patio de un edificio implica, necesariamente, transformarlo. Convertir un espacio cuasi-exterior en otro interior supone usarlo de modo diferente. Sin embargo, es un espacio que debe seguir siendo iluminando cenitalmente con luz natural, bien ventilado sin alterar el equilibrio térmico y debe proteger de la lluvia y el viento. Es como retroceder en el tiempo a los ligeros y luminosos LUCERNARIOS de acero de hace algo más de cien años. Lógicamente el tiempo ha pasado, no obstante,  los conceptos perduran, aunque ahora bajo una visión contemporánea, bajo los planteamientos de ligereza de la actual arquitectura japonesa.

Nuestra idea consiste en generar un nuevo espacio a través de una estructura tensada translúcida empleando el mínimo material posible.

Inclinando los muros existentes de los bordes del patio en direcciones opuestas y tensando una tela translúcida en el nuevo perímetro conseguimos un espacio óptimo que parece expandirse como una burbuja de jabón desde el interior.

La lámina actúa como reloj solar al estar perforada en los puntos más altos. De esta forma introducimos la cuestión temporal necesaria al ser un espacio cerrado. Los muros interiores actúan como reflectores y multiplicadores de luz.

La doble curvatura de la cubierta resuelve por un lado las pendientes necesarias para la evacuación del agua de la lluvia y la ventilación en una de las diagonales y por otro la estabilidad frente a la acción del viento.

El perímetro queda reforzado por un anillo de compresión metálico mediante el cual se pretensa una lámina de PVC reforzada a tracción. El estado de membrana de la estructura textil minimiza el espesor a 3mm de espesor para luces máximas de 11m.

Referencias a Gaudí, Le Corbusier, Félix Candela, Frei Otto… son fuentes de inspiración para la adecuación de este proyecto mínimo en forma de paraboloide hiperbólico que flota en el espacio del patio.