Entrevista hogar perfecto Antonio Maciá

 

Los deseos de un cliente y el sello personal para diseñar el hogar perfecto

Hoy hablamos con Antonio Maciá, arquitecto de 49 años y de Elche, que tiene una amplia actividad profesional en este campo, además de sus puestos como docente y gestión en la Universidad de Alicante y en el Colegio de Arquitectos de Alicante. Antonio estudió arquitectura, diseño, interiorismo y paisajismo. Su empresa está compuesta por cinco personas (otras tres arquitectas, un aparejador y él mismo) y una serie de colaboradores. Los colaboradores suelen ser otros arquitectos, ingenieros y un biólogo. Cada vez que se inicia un proyecto, se forma un equipo en el que, además de los miembros de la firma, estén personas especializadas en la temática que trate el proyecto (edificios relacionados con el calzado, psicología, jardinería, …).

Se formó entre 1988 y 1992 en Arquitectura Técnica (aparejador) en la Universidad de Alicante. De 1993 a 1997 hice la carrera de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia y terminé los estudios de doctorado en Arquitectura en la Universidad de Alicante. Su desarrollo profesional iniciado en 1997 ha evolucionado desde el trabajo como profesional liberal hasta la formación de la actual empresa WOHA arquitectura. La base de trabajo es la misma desde aquel año, sin embargo el ámbito de actuación se ha incrementado desde entonces. En los inicios solo hacíamos proyectos de arquitectura de obra nueva con geometrías prismáticas y rígidas. A lo largo de los años hemos abierto nuevos campos de trabajo relacionados con el interiorismo, el diseño de producto, el arte y el paisajismo. Desde el punto de vista arquitectónico también se ha producido una evolución desde lo prismático y rígido a una arquitectura más orgánica, curva y muy relacionada con las personas que la utilizan o habitan y su forma de percibirla.

Antonio, ¿qué es lo que más te apasiona de la arquitectura? ¿qué te llevó a dedicarte a la arquitectura desde WOHA Arquitectura?

Por un lado su capacidad de expresión, de cómo es capaz de contar una historia a través de los espacios, volúmenes, materiales, colores, texturas o dimensiones y proporciones. Por otro, y relacionado con lo anterior, su capacidad de adaptar esa historia a los actores principales de la arquitectura: las personas. Las capacidades de expresión y adaptación se aprenden durante la carrera y el ejercicio profesional pero lo que me decidió desde muy joven a elegir este campo del arte y la técnica fue el hecho de que, partiendo de un vacío, se crea algo, en este caso un edificio, un espacio urbano, una silla,… Creo que es algo fascinante disfrutar de todo este proceso de creación. El desarrollo profesional es apasionante, sin embargo, creo que es necesario conocer distintas facetas de una misma cosa. Por esta razón me interesa conocer y trabajar en la parte profesional, la parte docente e investigadora y la parte de gestión profesional o docente de la Arquitectura. Estas son tres facetas que mantengo y que se alimentan entre sí en pos de poder evolucionar y tener la máxima información para esa evolución.

 

¿Qué clase de equipamiento prefieres utilizar para llevar a cabo tus diseños arquitectónicos y por qué?

De entrada no tengo preferencias preestablecidas, pues cualquier equipamiento, material o sistema puede ser válido. Durante el proceso de elaboración de los proyectos o diseños es cuando se eligen en función de su correcta adaptación. Lo que funciona para un proyecto puede no funcionar para otro porque cada trabajo es diferente. En cada proyecto, las personas a las que va destinado son distintas así como distintos son los entornos, el clima o las condiciones económicas, culturales o sociales. En cualquier caso, sí hay un denominador común en la mayoría de los proyectos: el uso de la vegetación.

 

¿Qué consejos les darías a tus clientes para diseñar la estructura arquitectónica que se adapte a sus deseos y necesidades?

Sin duda, lo más importante es que sean sinceros, que sean capaces de contar realmente todo lo que necesitan y no solo a nivel de programa, sino también de su forma de pensar, de disfrutar, de vivir, etc. El primer paso en el proceso de proyectar es el de la conversación. A partir de ese punto es necesario entender la información obtenida y traducirla adecuadamente al lenguaje arquitectónico.

 

¿Cómo es el proceso que sigues al momento de diseñar estructuras arquitectónicas para tus clientes?

Como decía en la anterior pregunta, lo primero es conversar para tener suficiente información sobre los clientes. Por supuesto, también conocer el entorno de la zona de trabajo, si el trabajo fuera una vivienda unifamiliar, sería necesario conocer el entorno de la parcela, el soleamiento, los vientos, el terreno, las vistas, etc. Cuando se tiene la suficiente información ya se puede desarrollar el resto del proyecto. Es importante que al arquitecto sepa hacer convivir toda esa información con su modo de expresarse arquitectónicamente. En nuestro caso, creemos importante utilizar sistemas de dimensionado, de proporciones y de ritmos arquitectónicos que permitan crear espacios armónico, espacios que sean percibidos de manera agradable por los clientes, sin necesidad de que estos sean conocedores de la disciplina arquitectónica. Son espacios que entran en armonía con sus ocupantes, lo que les permite disfrutarlos al máximo nivel.

 

Experto en ofrecer calidad de vida en el hogar

Antonio ya tenía claro durante sus años de bachillerato que quería ser arquitecto. De hecho, en los periodos de vacaciones, entre cursos, trabajó en empresas relacionadas con la alimentación, la construcción, el diseño y la arquitectura. Y ahora escucha las necesidades de sus clientes para darles el hogar donde tendrán la vida que quieren.

 

 

           *En el blog de ProntoPro puedes encontrar esta entrevista.